20 ago 2010

ESPERAR HORAS

Hoy fui al hospital.

Sin duda la primera impresión de la sala de esperas no me animó en lo absoluto. Habían más de seis personas sentadas, esperando. Quise dar vuelta atrás, pero no tenía otro día, por lo que proseguí.

Sentada entre los pacientes impacientes,vi cómo se retorcieron en sus asientos al ver pasar a la enfermera a su lado. Una preguntó si la doctora iba a atender. Mala señal. Otra recién entregó su recibo, al igual que yo. Seré la última. Sin duda así fue.

Entré a las 5:29, salí a las 07:30. Fueron dos horas.

Por la experiencia y por mi estancia eterna en los hospitales, ya lo sabía de antemano. No es novedad. Por lo que llevaba un libro conmigo. Maté al aburrimiento y a la espera.

Avancé un capítulo, aparece la enfermera para confirmar mis sospechas: soy al última. Leí otro capítulo más. Me di cuenta que ya solo faltaban dos. ¡qué bien! Un cuarto de hora después, me tocaba a mí. Al levantar la vista me di cuenta de que no estaba sola, había alguien más ¡mucho mejor! Ya no era la última. A otro le tocaba sufrir más que a mí.

Esta situación es detestable. Estresa e impacienta. ¿Cambiará?. Es normal, de lo más normal. O por lo menos de ello ya estoy acostumbrada. ¿Tú no?

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